miércoles, 25 de noviembre de 2015

Terneza

Su sonrisa y sus caricias,
son mi alegría y mis sueños.
Sus besos y su calor, son adicción
y su olor, mi olor. 

Sus brazos, y su torso son
mi seguridad y mi fortaleza.
Sus manos, el mayor placer.
Y su intensidad, mi mayor debilidad.






miércoles, 28 de octubre de 2015

Agonía

Entre morir y no morir
imaginé un lóbrego bulevar,
empapado de las lágrimas de un adiós,
y pletórico de recuerdos indelebles.

Recordé nuestras inocuas sonrisas
atrapándose tras aquellas estrellas,
 y tú envolvente fragancia
reteniendo mis locuelos labios.

...








jueves, 15 de octubre de 2015

Metamorfosis

Hay personas que dicen que no cambiamos, que pueden pasar días, meses o años y seguimos igual, que seguimos teniendo las mismas ideas alocadas, que somos buenos, o malos, peligrosos o desconfiados. Pero yo digo que no.

Las personas estamos en constante cambio siempre. Desde que nacemos hasta que morimos.
Todas las cosas que vivimos nos condicionan, nos cambian, nos hacen pensar de distintas maneras. Conocer a gente nueva, caer en la droga más fuerte, hablar con una anciana... nos abre la mente, nos enseña aquellos horizontes a los que no siempre podemos llegar desde nuestra perspectiva, aquellos lugares en los que necesitamos un empujón para llegar.
Las experiencias personales. La muerte, la enfermedad, el olvido, la alegría, el miedo, la vergüenza... crean esa "película" que nos define, aquella que nos hace reaccionar de distintas maneras según la situación.

Y lo único que verdaderamente nunca cambia de las personas es su esencia, aquella que puede que no hayan descubierto aún o estén desarrollando.
Y pongo un ejemplo, una persona que durante su juventud ha sido considerada mala por la sociedad, no tiene por que serlo siempre. A lo largo de los años le han ocurrido cosas que le han hecho darse cuenta de sus actos, de valorar si eso es lo que verdaderamente le definía. Y ha visto que no, que esa vida no es la que quería, que esas personas a las que llamaba amigos no lo eran en realidad, que lo que a esa persona le gusta es hacer sentir bien a la gente que le rodea. Su esencia puede que no cambie porque haya estado escondida siempre, o simplemente porque la haya madurado. Pero esa persona ha cambiado, su entorno en todos los sentidos, las expectativas que tiene ahora en su vida, su trato hacia los demás, sus aficiones, sus objetivos. Y puede que esa persona a la que considerabas " un peligro para la sociedad" se haya transformado "en esa tan simpática que siempre te sirve el café con una sonrisa".

Por lo tanto, no dejéis de creer en los cambios. La vida se merece varias segundas oportunidades.


domingo, 9 de agosto de 2015

Titán

A veces me gustaría poder tener la capacidad de comprender bien a los que me rodean y sobre todo, tener la firmeza y la seguridad de mostrarles como soy en mi verdadero interior.
Creer, que es verdad que algún día aparecerá alguien que me saque una sonrisa con la cosa más estúpida que se os ocurra.

Me encantaría saber qué decir en los momentos complicados, saber cómo reaccionar cuando me cruzo a un chico que me mira y me sonríe, saber calar a aquellas personas que de verdad quieran conocerme sin jugar con mis sentimientos, aprender que no todos pensamos igual, no todos opinamos ni entendemos la realidad de la misma forma. Aceptar, que aún quedan muchas personas con las que cruzarme y conocer, ilusionarme, y después, darme cuenta de que no nos entendemos.
Que es mejor dejar pasar el tiempo, y cultivar la huella que dejaron en mi, de lo que me enseñaron o me arrebataron. Puesto que, el tiempo todo lo cura.

Confieso, que estoy triste.

Triste por no ser capaz de afrontar la realidad y mostrarle mi mejor sonrisa.
Triste porque tengo diecinueve años y me preocupo por cosas a las que no debería dar importancia, ni siquiera dedicar un segundo. Cosas o personas que no valen nada, porque no me llenan, porque no me transmiten esa esencia especial que yo busco en ellas.
Triste por dejar que la sociedad altere mis ideales, por dejarme pensar que cuántos más amigos tengas más feliz serás. Y no amigos, esa no siempre es la realidad. Ya lo dice el refrán, " mejor solo que mal acompañado". Mejor tener amigos de verdad, y contarlos con los dedos de las manos, que estar rodeado de muchos y saber que no puedes contar realmente con ninguno.

...

Y es cierto, puede que muchos días me sienta sola sin vosotras y anhele tener ese grupo con quien compartir sonrisas y aventuras aquí. Pero hasta el día en que os conozca, seré feliz. Disfrutaré de este tiempo, para alejarme de todo lo agobiante, para pensar, para conocerme mejor aún, para subir a la cima más alta, mirar al frente y respirar. Para madurar y crecer, y encontraros en algún momento.

Pero sobre todo, para echarle valor al día a día, aceptar los errores y seguir hacia adelante. Con una inmensa sonrisa con la que os haga feliz.

Pero también confieso, que es bueno tocar fondo de vez en cuando. Entristecerse para valorar lo que de verdad somos y tenemos. Es bueno llorar, digan lo que digan. Desfogarse, alejarse y darse cuenta de lo que las cosas son en verdad. Mucho más sencillas de lo que creemos.
Darnos ese capricho para hacer lo que de verdad nos relaje.

Dicen que las palabras son las armas más poderosas que tenemos. Es pues, cierto.
Yo cuando escribo me identifico, me expreso, como un beso o un abrazo, me desnudo y dejo atrás esa capa postrera trasluciendo esa alegría que me hace ser tan especial. Dejo atrás los prejuicios, y siento la libertad recorriendo mi cuerpo. Es mi magia, es elevar mis sentimientos a un nivel superior, uno en el que puedo gritarlos y llegar a los rincones más profundos del alma.

Es la capacidad de contar mi historia, porque la Historia la escriben los vencedores.

Y acabo mi reflexión concluyendo que la vida hay que vivirla cada instante. Esperando ese amor idílico que nos haga disfrutar siempre de lo bueno y lo malo.

Porque todo ello, nos legitimará.

María Sanjuanbenito Sanagustín










miércoles, 22 de julio de 2015

¿Pasional o racional?

Dicen que pensar nos hace ser seres racionales, que pensar demuestra nuestra capacidad de avanzar, de mejorar, de buscar soluciones.
Dicen muchas cosas a cerca de como somos y actuamos pero, somos humanos, y por tanto, somos seres pasionales. Sentimos, y somos irracionales. Y queramos o no, cometemos errores.

Vivimos condicionados por los roles y los estereotipos. Vivimos condicionados a la hora de tomar decisiones, cuando decimos nuestra opinión, cuando buscamos amigos...
Y no siempre hacemos lo que de verdad sentimos, quizás ¿Por miedo al rechazo? ¿Por querer encajar en un grupo? ¿Por intentar adquirir cualidades que no poseemos?

La vida es un encadenamiento de situaciones, que deberíamos vivir con la mayor sensatez y sinceridad, porque si no nos comportamos tal cual somos, ¿Para qué hacer distinción, si actuamos todos igual? ¿ Para qué crear recuerdos y aventuras? ¿Para qué soñar con que llegará alguien mejor a tu vida, si al final todos nos comportamos como los que creemos que son más fuertes e ideales? ¿Para qué invertir en avanzar en la ciencia, si no hay proyectos que becar, si todos cumplen el mismo patrón? ¿Para qué fomentar la ética y la moral, la creatividad y la perseverancia...si al final todos actuamos con miedo, escondiéndonos bajo falsos caparazones, bajo "capas de invisibilidad" que nos alejan de la realidad...?

Amigos lectores, ¿ Sí amáis, por qué no lo mostráis? ¿ Sí os apetece hablar con profundidad, por qué no os abrís? ¿Sí deseáis, por qué no lucháis por ello? ¿Por qué si somos racionales y pasionales, no somos capaces de ser nosotros mismos?

Dejad a un lado los estereotipos, los roles, los medios de comunicación, los estatus, los libros, las palabras, los recuerdos... dejad a un lado todo aquello que os condicione. Cerrad los ojos, y buscaros en vuestro interior.
Dejad de mentiros.
No pasa nada por ser como somos, la diversidad es fantástica. La distinción de opiniones, de ideas, de formas de ser, ayuda a la convivencia y a la mejora de todos.

Y, si os preguntáis. ¿Y si no encajo? ¿ Y si nadie opina igual que yo? ¿Y sí....?
Y, sí dejáis de pensar en las consecuencias de los demás, ¿Y sí por apuntarme a baile conozco a la persona de mi vida? ¿ Y sí por opinar mejoro la organización y asciendo...?

¡Qué importan los prejuicios de los demás! Vivimos en un mundo con siete mil millones de personas. Todos tenemos una persona que nos complementa, bueno, más bien tropecientas.
¡Disfrutad de vuestros dones, vuestras imperfecciones, vuestras opiniones, de vosotros mismos, de las experiencias...disfrutad de vuestra irracionalidad, y sobre todo, de vuestra vida!

Y no dejéis pasar una buena oportunidad por cualquier miedo, la sinceridad es vuestro mayor aliado.

María Sanjuanbenito Sanagustín


miércoles, 8 de julio de 2015

¿Qué son sino las casualidades?

He de decir, que siento la necesidad de agradecerle a la vida las casualidades.

Presagio, que no siempre nos damos cuenta de la suerte que tenemos. 

Que desaprovechamos la esencia de lo que realmente nos rodea, de las personas que nos cruzamos en nuestro largo camino, que tan sólo nos hayan mirado una vez en la vida... o del conmovedor canto de los niños desdeñando su alegría, las sonrisas musitadas entre las masas del vagón del olvido, los ademanes de jóvenes a mayores, las caricias de aquellos ajenos a nuestros círculos...

Creo, que las casualidades ocurren por algo, sin tener que ver con la fe, ni con la suerte, ni con el destino. No lo entiendo como algo que provenga de un ente superior o de una creencia dogmática.

Para mi las casualidades son hechos reales, son sensaciones, recuerdos, oportunidades, son elementos perceptibles que vivimos cada segundo.

La casualidad es la simultaneidad y la coexistencia de dos sustancias en un mismo momento.

Es algo que determinamos, porque nosotros encauzamos el cariz de nuestros pasos, porque nosotros somos los que tomamos las decisiones que nos llevarán hasta un determinado lugar. Pero, la casualidad, es aquello que proporciona la eventualidad y que da inicio a situaciones particulares que podrían no haberse dado nunca sin ella.

Firmado,
una escritora en proyecto.
María Sanjuanbenito Sanagustín

lunes, 19 de enero de 2015

¿Ya sabes quién soy?

Estaba allí entre las hierbas de los hermosos campos. Cada fino tallo se movía de izquierda a derecha y sus pequeñas hojas del final se removían con tanta fuerza que parecía que quisiesen alcanzar algo. También el sol esta a favor, iluminándonos con sus dóciles rayos de sol. De vez en cuando venía una fina y suave brisa de aire templado que hacía que me agradaba. El cielo cubierto por unas finas pero esponjosas nubes, blancas como la nieve, yacían sobre el césped.


Yo como siempre me encontraba tras las dulces rosas. Apartada de la perfecta belleza. Yo la única flor que no se encontraba con las de su especie. Estaba ahí plantada. Con las raíces  bien sujetas a la tierra, el tallo recto, firme y con el mismo color verdoso de siempre, las hojas bien abiertas,  mis pétalos rojos como  imágenes de corazones, y dentro de mí que florecen las negras semillas.

Una vez vino un colibrí y me  pregunto que porque no me encontraba con las demás. Sin mucho interés respondí que no sabía. El colibrí entonces se fue y volvió con muchísimas bolitas negras que había almacenado en el pico. Las soltó por alrededor mío y dijo que esperase hasta la mañana siguiente.

Conforme a lo que me dijo, no sabía a que se refería, pero yo muy cumplidora le seguí. Me dormí y a la mañana siguiente me encontré con que alrededor mío habían crecido pequeños tallos. Al cabo de dos semanas, se convirtieron en flores bonitas como yo.
Después de un mes vino el colibrí y me dijo que había traído esas semillas para que florecieran y vivieran en compañía a mí. Gracias  le dije sonriente.


¿Ya sabes que planta soy?

María Sanjanbenito Sanagustín