lunes, 19 de enero de 2015

¿Ya sabes quién soy?

Estaba allí entre las hierbas de los hermosos campos. Cada fino tallo se movía de izquierda a derecha y sus pequeñas hojas del final se removían con tanta fuerza que parecía que quisiesen alcanzar algo. También el sol esta a favor, iluminándonos con sus dóciles rayos de sol. De vez en cuando venía una fina y suave brisa de aire templado que hacía que me agradaba. El cielo cubierto por unas finas pero esponjosas nubes, blancas como la nieve, yacían sobre el césped.


Yo como siempre me encontraba tras las dulces rosas. Apartada de la perfecta belleza. Yo la única flor que no se encontraba con las de su especie. Estaba ahí plantada. Con las raíces  bien sujetas a la tierra, el tallo recto, firme y con el mismo color verdoso de siempre, las hojas bien abiertas,  mis pétalos rojos como  imágenes de corazones, y dentro de mí que florecen las negras semillas.

Una vez vino un colibrí y me  pregunto que porque no me encontraba con las demás. Sin mucho interés respondí que no sabía. El colibrí entonces se fue y volvió con muchísimas bolitas negras que había almacenado en el pico. Las soltó por alrededor mío y dijo que esperase hasta la mañana siguiente.

Conforme a lo que me dijo, no sabía a que se refería, pero yo muy cumplidora le seguí. Me dormí y a la mañana siguiente me encontré con que alrededor mío habían crecido pequeños tallos. Al cabo de dos semanas, se convirtieron en flores bonitas como yo.
Después de un mes vino el colibrí y me dijo que había traído esas semillas para que florecieran y vivieran en compañía a mí. Gracias  le dije sonriente.


¿Ya sabes que planta soy?

María Sanjanbenito Sanagustín