martes, 28 de noviembre de 2017

Los amigos

Hace tiempo que no escribo nada por aquí, por eso hoy quiero hacer una reflexión sobre los amigos, los buenos amigos.


La palabra amistad proviene del latín, de la palabra amicus que en latín aracaico fue ameicus y amecus, que deriva con toda claridad del verbo amare (amar). Amicus y amica eran los relacionados con el amor, siendo aquellos que te aman. 
También existe una etimología poética que dice que  viene de animi (alma) y custos (custodia), es decir, el "guarda-alma".

Sin embargo, para Aristóteles, la amistad perfecta (hablando de la amistad en el sentido de haplos, es decir, sin limitación o contaminación) es:

"La amistad de los hombres que son buenos y parecidos en la virtud,  que desean el bien inherente a sus amigos"

Fijándonos en esta definición,  ¿No deberíamos preguntarnos, que entiende Aristóteles por "hombres buenos"?
Lo que Aristóteles está sugiriendo aquí es que no puede haber amistad entre los realmente corruptos. Es decir, no se puede ser malvado y tener amigos malvados. Por lo tanto, solo las buenas personas pueden tener amigos porque desean verdaderamente el bien por su propio bien a los demás, esto es, sin intereses o planes propios.
Para él, ser bueno significa efectuar bien la función que cada uno tiene. Ser moralmente virtuoso no es suficiente, también se debe tener la habilidad, capacidad o talento y se debe ser benévolo. 
Y más importante aún, se debe tener virtud intelectual además de virtud moral. 
Porque “Hacer el bien” es cumplir la función que cada persona tiene.

Además, Aristóteles usa la palabra griega arete, que significa “excelencia”, para hablar en torno a lo que define a un individuo verdaderamente bueno, capaz de la más alta forma de amistad.
Poseer arete significa estar plenamente desarrollado, esto es, se debe ser bueno moral, intelectual y socialmente.

Entrado en el contexto desde un punto de vista más filosófico, mi opinión no se aleja tanto de esta idea.

Como muy bien decía Aristóteles, la amistad consiste en querer transmitir tus cosas buenas a aquellas personas a las que deseas hacer felices, sin buscar nada cambio, sólo por puro placer. Porque te hace feliz ver que tus amigos también lo son. 
Y puede parecer una idea un tanto arcaica, pero párate, y piensa sólo en aquellas personas que realmente tienes siempre a tú lado. Aquellas con las que puedes contar, con las que has reído y llorado, con las que siempre te apetece estar, por las que te sacrificarías, con las que compartes tus pensamientos más profundos... 

¿Son verdaderamente pocas, cierto?. Pero son las que forman parte de ti, porque al final son las que forman parte de tu felicidad. Y cuando tú les regalas todos esos pequeños momentos, realmente te estás regalando a ti mismo. Por tanto, tanto tú como tus amigos formáis todos, unos parte de otros. Formando entre todos  ese arete del que hablaba Aristóteles. 
Y en mi opinión, son esas personas (con las que te sientes más vivo que nunca) las que para mi son verdaderos amigos.

Hoy, quiero dedicar estas líneas a todos mis amigos, por muy lejos que estén, por lo geniales que son y lo feliz que me hacen siempre con cualquier tontería. Pero sobretodo, quiero dedicárselo a mis buenos amigos, porque de esos hay muy pocos, y a veces es difícil mantenerlos.

Valéis oro, y nunca os cambiaría por nada. Porque gracias a vosotros yo soy quien soy, así, tan feliz.